La existencia transcurre entre dos abismos, Milan Kundera

Philip-Roth-New-York-1981

Roth: En El libro de la risa y el olvido, sin embargo, hay otras cosas en juego. En una pequeña parábola, compara la risa de los ángeles con la risa del diablo. El diablo ríe porque el mundo de Dios no tiene sentido para él; los ángeles ríen de alegría porque en el mundo de Dios todo tiene su sentido.

Kundera: Sí, el hombre utiliza la misma manifestación fisiológica -la risa- para expresar dos actitudes metafísicas distintas. Si de pronto a alguien se le cae el sombrero encima del ataúd, en una tumba recién abierta, el entierro pierde todo su sentido y nace la risa. Dos enamorados corren por un prado, cogidos de la mano, riéndose. Su risa no tiene nada que ver con ningún chiste: es la risa seria de los ángeles cuando manifiestan su alegría de existir. Ambas modalidades de risa forman parte de los placeres de la vida, pero, llevados al extremo, también indican un apocalipsis dual: la risa entusiasta de los fanáticos-ángel, tan convencidos de su importancia en el mundo, que están dispuestos a colgar del cuello a todo el que no comparta su alegría. Y la otra risa, procedente del lado opuesto, la que proclama que nada tiene ya sentido. La existencia transcurre entre dos abismos: a un lado, el fanatismo; al otro, el escepticismo absoluto.

Conversación entre Philip Roth y Milan Kundera
Londres y Connecticut, 1980

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Los biógrafos del poeta americano Walt Whitman dicen que nadie lo vio reír ni una sola vez en su vida. Era un hombre dulce y alegre que lo comprendía todo, alguien para quien las anomalías no constituían milagros del absurdo. No se creía superior a ningún otro ser. En los dos extremos de la humanidad podría situarse a Filemón —que murió de risa al ver a un burro comiendo higos— y al gran poeta Walt Whitman. Adviertan que si Filemón rio con tal exceso fue únicamente porque se sabía superior a un burro, siendo él poeta, y porque este burro, tan diferente de Filemón, tomaba el mismo postre que él. También tenemos un retrato de Walt Whitman en el que este viejo poeta, paralizado y con rostro grave, asiste al error de una mariposa que se ha posado sobre su brazo como sobre un tronco de árbol muerto.

Marcel Schwob
El deseo de lo único
Traducción: Cristian Crusat y Rocío Rosa
Editorial: Páginas de espuma

Foto: Milan Kundera y Philip Roth en Nueva York, 1981