Kafka escribe desde el abismo, Roberto Bolaño

Roberto Bolaño

¿Quiénes eran, al comienzo, sus modelos literarios? ¿Borges? ¿Cortázar? ¿Nicanor Parra? ¿Neruda? ¿Kafka? En Tres dice: «Soñé que la Tierra se acababa. Y que el único ser humano que contemplaba el final era Franz Kafka.»

Neruda nunca me gustó. O no me gustaba tanto como para ponerlo de modelo literario. Alguien capaz de escribirle odas a Stalin y de mantener los ojos cerrados ante el horror estalinista no merecía el más mínimo respeto. Borges, Cortázar, Sabato, Bioy Casares, Nicanor Parra sí me gustaban. Y por descontado leí todos sus libros. Con Kafka, a quien considero el más grande escritor del siglo XX, tuve algunos problemas. No es que no encontrara humor en Kafka, que lo hay y a raudales, sino que su humor era de un voltaje superior a mis fuerzas. Eso no me ocurrió con Musil ni Döblin ni Hesse, ni tampoco con Lichtenberg, a quien releo a menudo y que siempre me levanta el ánimo. Musil, Döblin, Hesse, escriben desde el borde del abismo, lo cual es meritorio. Casi nadie se atreve a escribir desde ahí. Pero Kafka escribe desde el abismo. Mientras cae por el abismo, que es pequeño como una flor o como una catedral, pero que también es grande como el universo. Kafka escribe mientras va cayendo, como Alicia en el País de las Maravillas. Cuando por fin comprendí el calibre del desafío de Kafka, empecé a leerlo desde otra perspectiva y pude acceder a la totalidad de su obra. Y ahora puedo leerlo y reírme con cierta tranquilidad, aunque nadie puede estar tranquilo demasiado tiempo con un libro de Kafka en las manos.

Roberto Bolaño
Entrevista con Uwe Stolzmann
Roberto Bolaño. Estrella cercana.
Editorial: Verbum

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Cuenta Canetti en su libro sobre Kafka que el más grande escritor del siglo XX comprendió que los dados estaban tirados y que ya nada le separaba de la escritura el día en que por primera vez escupió sangre. ¿Qué quiero decir cuando digo que ya nada le separaba de su escritura? Sinceramente, no lo sé muy bien. Supongo que quiero decir que Kafka comprendía que los viajes, el sexo y los libros son caminos que no llevan a ninguna parte, y que sin embargo son caminos por los que hay que internarse y perderse para volverse a encontrar o para encontrar algo, lo que sea, un libro, un gesto, un objeto perdido, para encontrar cualquier cosa, tal vez un método, con suerte: lo nuevo, lo que siempre ha estado allí.

Roberto Bolaño
Literatura + enfermedad = enfermedad

Foto: Roberto Bolaño