Después de todo, Max, soy un currante. Lo hablaba el otro día con Ernest Hemingway, y le decía que, contrariamente a toda lógica, él era la liebre y yo la tortuga, y es la pura verdad, ya que todo lo que he logrado, lo he hecho luchando, una larga y obstinada batalla, mientras que Ernest posee un toque de talento que le permite realizar, como riéndose, las hazañas más increíbles. No tengo ninguna facilidad. O más bien, la tendría para lo mediocre, si me escuchara… Pero cuando decido ser un escritor serio, trato de superar los obstáculos uno a uno, de modo que me he convertido en una especie de torpe y jadeante Behemoth, y así será para el resto de mi vida.
Carta de Francis Scott Fitzgerald a Maxwell Perkins
4 de marzo 1934